Mujeres para embellecer el pleno

Las Reales Academias, creadas en los siglos XVIII y XIX, viven atrapadas por su pasado
Olaya Argüeso Pérez - Diciembre 2015

EN EL IMAGINARIO colectivo, todo lo relacionado con las Reales Academias huele a naftalina y polvo acumulado entre legajos. La más conocida – y quizás la más modernizada - es la Real Academia Española (RAE), la que se encarga de limpiar, fijar y dar esplendor a la nuestra lengua. Pero el Instituto de España reúne a otras ocho, la mayoría de ellas con más de dos siglos a sus espaldas (la propia RAE celebró en 2013 sus trescientos años de existencia). Puede que sea esa pesada carga de historia la que explique que, aún hoy en día, las mujeres sean una rareza en estas instituciones.

"Solo la Real Academia de la Historia está dirigida por una mujer"

DE HECHO, SOLO la Real Academia de la Historia, creada en 1738, está dirigida por una catedrática, Carmen Iglesias. Por lo demás, las mujeres apenas tienen cabida en los órganos de gobierno de las otras diez instituciones analizadas: en tres de ellas, la junta directiva está compuesta exclusivamente por hombres, y en la mayoría, la presencia femenina en la dirección no alcanza el 20%, según datos del Instituto de la Mujer. Únicamente la Real Academia de Doctores, que reúne a profesionales de diferentes disciplinas, se alinea con la Ley de Igualdad, al contar con un 40% de mujeres en su junta. Es, además, la única que ha dado un verdadero empujón a la presencia femenina en sus órganos directivos: en 2014, las mujeres solo ocupaban uno de cada cuatro asientos de su junta, un incremento del 60% en un año. Una cifra que hace palidecer el raquítico 9% de aumento que se ha producido en la órgano directivo de la Real Academia de la Historia, donde se ha pasado de un 17% a un 18% de mujeres. En el resto de academias, la situación se ha mantenido estancada o incluso ha retrocedido, como ha sucedido en la Real Academia de Ciencias Veterinarias (un 12,5% menos de mujeres en su junta directiva entre 2014 y 2015) o en la de Ingeniería (un 9% menos en un año).

LAS JUNTAS DIRECTIVAS de las RR.AA. se escogen entre sus académicos numerarios, los únicos con derecho a voto. Entonces, ¿cuántas mujeres lo son? En general, poquísimas. En ninguna se llega al 20%, es decir, que suponen menos de uno de cada cinco académicos. Peor aún: en casi la mitad de ellas, no llegan al 10%; y en la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación y en la de Bellas Artes de San Fernando, rondan el 3%. Además, entre 2014 y 2015, una de cada tres RR.AA. ha reducido su número total de académicas.

Fuente: Instituto de la Mujer y sitios web de las Reales Academias

EL PROCESO DE ACCESO a estas instituciones es en buena parte responsable de la ausencia de mujeres en estos templos del saber donde se supone que se reúnen algunas de las mentes más brillantes de nuestro país. Para empezar, aunque los estatutos de las RR.AA. han sido actualizados desde su creación, muchas veces incluso en el siglo XXI, ninguno de ellos contempla la necesidad de que haya una representación equilibrada de ambos sexos. La Ley de Igualdad no ha pasado por las academias. Además, el propio proceso de elección de académicos, similar en todas ellas, favorece el statu quo. El título es vitalicio, de modo que solo se producen nuevas incorporaciones si hay un fallecimiento. Así que la tasa de renovación es, cuando menos, baja. Por otro lado, los candidatos a ocupar las posibles vacantes son propuestos por los propios académicos numerarios. Cada candidatura debe estar respaldada, con carácter general, por tres académicos. Luego, el currículum de cada candidato debe enfrentarse al examen del resto del pleno, contra cuya decisión no cabe recurso.

Fuente: Instituto de la Mujer

Esperando a la académica que nunca ingresa

SIN EMBARGO, desde estas instituciones se defiende el sistema. Un portavoz de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación, que no cuenta con ninguna mujer en su junta directiva, asegura que no pueden “obligar a nadie” a presentarse para optar a una plaza de académico numerario y que “hasta la fecha, la única mujer que ha presentado candidatura (…) la obtuvo”. La junta de gobierno es elegida por el propio pleno de académicos numerarios y se da prioridad a los miembros con más antigüedad. “La única mujer Académica de Número, tomó posesión el 10 de diciembre de 2012”, explica el portavoz de la Academia de Jurisprudencia, “y por orden de antigüedad ocupa el vigésimo octavo lugar. Ese es el motivo por el que (…) no ocupa un puesto dentro de la Junta de Gobierno”.

"Cristina García Rodero sigue sin ingresar en la RABASF, dos años y medio después de ser elegida"

POR EL CONTRARIO, en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (RABASF), son mucho más conscientes de la injusticia que supone esta falta de mujeres. Su secretario general, José Luis García del Busto, entona el mea culpa. “En la Academia hay plena conciencia de la falta de mujeres y muchas ganas de corregirla”, dice. Para demostrar esa voluntad, da ejemplos: “Las académicas son dos y no tres porque aún seguimos esperando que la última que fue elegida [la fotógrafa Cristina García Rodero, elegida académica en febrero de 2013] decida ingresar”. Pero no acaban ahí las pruebas de esa voluntad de renovación. Actualmente, la Academia de Bellas Artes tiene dos vacantes, una en la sección de Música y otra en la de Nuevas Artes de la Imagen. “En el primer caso, la única candidata es una mujer. En la segunda, hay dos candidaturas, una de cada sexo”, revela García del Busto. “Así que cabe la posibilidad de que, en pocos meses, haya dos incorporaciones de mujeres a la plantilla de numerarios”. Además, el reciente fallecimiento del fotógrafo Albert Schommer ha abierto otra plaza de numerario, que se convocará en breve, según Del Busto, que explica también que en la Academia de Bellas Artes no se prima la antigüedad para elegir a los miembros de la junta directiva.

A PESAR DE ESA intención de adaptarse al ritmo de los tiempos, no parece que la RABASF vaya a introducir cambios en sus estatutos para incluir la igualdad como un elemento a tener en cuenta en la elección de académicos o directivos. “La última modificación es reciente, de 2005, y dudo mucho que se puede abordar pasado mañana”, afirma García del Busto. “Estamos de acuerdo en que tenemos que mejorar nuestra imagen, aparte de aportar belleza a los plenos [con la incorporación de más mujeres], pero no veo que se estime necesario”.